Le Chevalier D´Eon. Curiosidades históricas.
Esta entrada, más que ser literaria, tiene más visos de ser un ensayo histórico, producto de la visión de un anime que ví hace algunos años y que contaba la historia (con muchas licencias, todo hay que decirlo) de D´Eon de Beaumont. En esta ocasión, no voy a hablar del anime, ni de las transformaciones pasmosas de d´Eon de Beaumont en Lía, ni de Robespierre rubio y ahora pelirrojo... (SPOILER!!!)
Hoy voy a hablaros del Caballero d´Eon... REAL.
(D´Eon como hombre)
Porque, realmente, existió, y fue bautizado, en el año 1728, con los nombres de Carlos Genoveva Luisa Augusto Andrea Timoteo. A primera vista, llama la atención el hecho de que lo bautizaran con tres nombres masculinos y tres femeninos; pero llama aún más la atención el resto de su historia. Inicialmente, destacó como joven abogado entre los eruditos de su tiempo, aunque más tarde pasó a engrosas las listas de los agentes de espionaje de la Corte de Luis XV. Quizás, su misión más famosa es aquella en la que, ataviado como una hermosa joven (lo cual era bastante fácil, pues carecía de barba y sus atributos eran femeninos), viajó a la Corte de Rusia para entrevistarse secretamente con la zarina Isabel Petrovna (con el tiempo, se hicieron grandes amigas). En algunas misiones, actuaba como hombre; en otras, como mujer, bajo el nombre de Lía de Beaumont (que es, precisamente, el nombre de la hermana de d´Eon en el anime).
(D´Eon como mujer)
No obstante, es enviado a Londres donde, sin ton ni son, aparece en repetidas veces alternando sus identidades como hombre y mujer, y siendo el objeto de numerosas apuestas en las que se cuestionaba su verdadero sexo. Incluso el gran conquistador de su siglo, Giacomo Casanova, se entrevistó con él y llegó a la conclusión de que era una mujer. Posteriormente, en una declaración jurada y firmada, confesó que era una mujer y, para constatarlo, se le hicieron ciertas pruebas médicas. Tras esta confesión, fue destituido de su cargo y relegado al olvido, viviendo el resto de sus días en Inglaterra, bajo el nombre de Lía de Beaumont. Murió en la más absoluta miseria y en el olvido, a la edad de 81 años. Sin embargo, hay un dato que oscurece esta historia; y es que, en el momento en que encontraron el cadáver de la "dama" y procedieron al aseo post mortem, quince personas descubrieron que aquella anciana era... un hombre. Y aquí surgen varias preguntas: si le hicieron pruebas médicas que constataron su sexo femenino, ¿cómo es que a su muerte seguía siendo un hombre? ¿Alguna conspiración de Estado? Es en este punto, donde la cuestión de que fuera un posible hermafrodita, cobra fuerza. Uno de los grandes enigmas de la historia...