Escribir es mi trabajo

Escribir es mi trabajo y, por suerte o por desgracia, es el único que tengo ahora mismo (aunque no gano tanto como cualquiera pudiera creer). No os creáis que la escritura es un camino de rosas: pocos son los que pueden decir con la boca muy grande que pueden vivir de esto.

Convertir tu afición en tu verdadera profesión es algo duro. Tienes que pegar a muchas puertas, tienes que asumir muchos "noes" y, en ocasiones, cuando te dan el tan esperado "sí", no es en las condiciones que hubieras soñado. Sí, todo escritor que se precie sueña con publicar con los grandes. Conozco a muchos buenos escritores que han visto cómo sus obras (y obras buenísimas, dicho sea de paso), que se han quedado en un cajón. Y otros muchos, de estilo cuestionable, que se han llenado los bolsillos, abogando por la comercialidad pura y dura.

Es un mundo duro. Te levantas temprano (a veces, a las cinco o a las seis) para escribir y que la tarea no interrumpa tu vida normal (casa, estudio, trabajos ocasionales, familia...); te documentas, investigas, tomas fotos de lugares que quieres reflejar en tus obras; los que sabemos dibujar, incluso hacemos bocetos de lugares, monumentos e incluso personas... No queremos quedarnos en la superficie, en la cáscara, queremos ir más allá... Aunque luego no se nos valore por nuestro trabajo o lo que escribimos. E incluso tenemos que ver cómo algunos roban nuestros escritos, a través de la piratería (cosa que he sentido en mis carnes y que he llegado a denunciar).

#Escribiresmitrabajo, por eso, hoy, uno mi voz al resto de compañer@s para reivindicar nuestro trabajo como autores y escritores, para proteger nuestros escritos y obras, para decir NO a la piratería literaria.